The Fallen Warriors
— No pienso
hablar de los malos momentos, pero esta historia la tengo que contar, fue una
experiencia rica de momentos dolorosos pero lecciones que me enseñaron muchas
cosas.
Eran tiempos difíciles aquellos, la
guerra había comenzado y todos los hombres eran reclutados para combatir en el
campo de batalla, hacía falta mucho dinero para no ser ingresado en el pelotón
militar pero para mi suerte, mi gran fortuna eran menos de 50 cuartillos, es
decir que hablamos del siglo 19 donde 2 cuartillos era mucho para aquellos
tiempos.
Bueno con mi suerte nomas que
aquello, me toco ser reclutado junto a mi hermano, nuestros padres habían
muerto un año antes de todo aquello, así que nosotros éramos nuestra única
familia.
Yo era casado con dos hermosos
niños, mientras que el era soltero. Vivía a una cuadra de mi casa, así que en
los tiempos libres nos venía a visitar y a pasar el rato con los niños.
Un día mientras anunciaban las
noticias por la radio, apareció en la puerta uno de los soldados solicitando
nuestra presencia para ser reclutados para ser reclutados para las líneas
de batalla, las fronteras de los Andes y los Llanos fueron atacadas y
necesitaban hombres para combatir por el país.
Mi hermano y yo atendimos de inmediato
el llamado y nos presentamos en el Fuerte Militar al día siguiente, siendo a
listados de inmediato presentamos servicio; fuimos entrenados por varias
semanas, hasta que nos asignaron un escuadrón de ataque, para nuestra
suerte estábamos juntos.
A la séptima semana de entrenamiento,
a las 19:00 horas nos avisaron que nuestro escuadrón el próximo en ser enviado
al campo de batalla, al día siguiente nos fue permitido visitar nuestras
familias para despedirnos. (Ese día lo recuerdo como si fuera sido ayer)
Llegamos a la puerta, y tocamos. Nos
abrió mi querida Emily seguida de mi campeón, George se llamaba como su padre. Fuimos
recibidos con unos grandes abrazos y atrás la vi tan hermosa como siempre, la
mujer que ame y que amo con todas mis fuerzas, mi esposa Jennifer.
Nos reunimos para almorzar y jugar,
a las 15 horas le dije a los niños que le avisaran a su mama que nos reuniríamos
en la sala; fue donde les conté que seriamos los próximos en luchar, las
sonrisas de felicidad de los se perdieron en lagrimas de dolor.
Abrazaron a su tío con tanta fuerza
que era imposible no llorar junto a ellos, me despedí de mi amada con un beso y
una última mirada, antes de irme me dieron un foto donde salimos los cinco,
para que los nunca los olvidáramos. Recuerdo a ver agarrado tan fuerte la foto
que la arrugue y la coloque en el bolsillo de mi chaqueta.
Conté cada luna que pasaba, mientras
esperaba el avión que nos llevaría al combate. Armándome de valor para
sobrellevar lo que viviré, no era cobardía lo que sentía sino el temor de saber
que no estaré mas con mis seres queridos. Una noche que ya creía que la espera
seria eterna y no seriamos llevados a combatir, nos dijeron que a las 05:00
horas del día siguiente nos vendría a recoger y había que estar a las
04:32 minutos en la base.
Esa noche me senté a conversar con
mi hermano a ver si me tranquilizaba; recuerdo bien que él estaba tan tranquilo
que le grite:
— ¿Eres estúpido
o qué? Estamos a horas de ser llevados a la guerra, y tú ¿solo puedes estar
sentado hay sin sentir nada?
—Tranquilízate,
solo es una guerra más. - respondió él sin perder la calma
— ¡¿Una
guerra más?! ¡¿Una guerra más?! Si es una guerra más, pero a la diferencia que
todo está en juego - dije casi gritando
—Si hermano,
puedes verlo de ese punto pero no es así, no todo está en juego. Tranquilízate
y acuéstate a dormir, necesitaremos fuerzas para mañana. - dijo sin más.
(Creo que a este paso de la
historia, no eh mencionado el nombre de mi hermano. Se llamaba Ronald Blanco)
—No puedo
dormir, ¿crees que es fácil dormir pensando que mañana puedo morir en manos del
enemigo? - dije caminando de un lado a otro de la habitación.
— Si piensas
eso no creo que duermas, pero cálmate y piensa que harás algo por el bien de
tus hijos. Buenas noches descansa. - dijo Ronald, (acostándose y dándome la
espalda)
Resinado a pensar en lo que me dijo,
me acosté y me puse a mirar al techo a esperar que el sueño llegara solo, pero
no llego hasta las pasadas las 12:00.
A las 04:00 horas fui despertado
por la alarma de la base, cuando me levante encontré a mi hermano sentado en la
orilla de la cama secándose, aparentemente ya se había duchado y vestido con el
uniforme de batalla.
— Buenos días,
hermanito. - dijo Ronald
—Buenos días,
¿ya estás listo?
—Claro
hermano, ¿no te emociona la idea de ir a combatir? Para eso es lo que estábamos
entrenando - dijo con una emoción de niño pequeño.
— Jajaja me
alegro que al menos este animado. Uno de los tenía que ser ¿no? - dije con un
desanimo en mi voz.
—Cálmate
hermanito, vamos sonríe lo que soñábamos hacer de niños. Anda arreglarte dentro
de poco partimos - dijo dándome una palmada en la espalda.
Me levante para ir al baño y me
duche rápidamente, para que me diera tiempo de arreglar más rápido mis cosas.
Cuando salí ya mi hermano había arreglado la habitación y tenía todo listo.
—Listo
hermanito, no sé que ibas a llevar así que no te eh agarrado nada - dijo
Ronald, mientras me lanzaba una mochila.
La agarre con una mano, y con la motivación
que me dio mi hermano, recogí rápidamente mis cosas y los seguí por el pasillo,
todos mis compañeros estaban saliendo igual que nosotros, pero no con los
mismos ánimos. Mi hermano iba con una sonrisa de oreja a oreja, que busca
animar a todo el escuadrón. Recuerdo a ver estado a su lado todo el tiempo,
viendo como él hacia el papel de payaso y buscaba alegrar a todos.
Cuando estamos a las 04:30, faltando
dos minutos para abordar el avión, ya todos están en la base, con sus cosas y
listo para enfrentar los retos del camino. Llego el capitán a las 04:32, con
una mirada de orgullo, nos anunció.
—Estoy
orgulloso de este escuadrón, el más puntual que eh tenido el placer de dirigir.
- dijo el capitán, mirándonos.
Después de pasar listado, nos dijo
unas últimas palabras de aliento.
—Bueno espero
que estén tan orgullosos como yo, en cumplir con el deber de proteger el país.
¡¿Están listos?!
— ¡SI
CAPITAN, ESTAMOS LISTO! - dijo el escuadrón
Subimos en orden y ocupamos nuestros
respectivos asientos. El viaje fue tranquilo y extenuante, al transcurso que
pasaba el tiempo. En el avión, mis compañeros y yo estuvimos callados, pensado
en lo que haríamos donde tendríamos que atacar.
A cierta hora, mi hermano se volteo
a mí y me pregunto.
— ¿Qué crees
que nos asigne rangos superiores?
— No se
hermano, pero a lo mejor sí. Creo que estamos listos.
—Espero que
tengas razón, porque quiero ser cadete. - dijo Ronald
—Jajaja por
algo somos hermanos, yo también quiero ser cadete - dije yo como voz de niño
soñoliento.
—Me pregunto cuánto
faltara para llegar - dijo Ronald
Ese momento se acerco el capitán, a
nuestros asientos, y nos pidió que lo acompañáramos a la cabina principal. Nosotros
como buenos cabos, lo seguimos sin protestar.
—Uno cabos,
necesito hablar con ustedes pero antes necesito saber si, ¿están dispuestos a
defender al país con su vida?
—Sí, capitán
estamos dispuestos a defender el país con nuestras vidas - dijo mi hermano,
serio y con la cara inflexible de emociones.
—Bueno cabos,
¿desean ser ascendidos, a cadetes?
— ¿No no
nosotros señor? - dijo mi hermano tartamudeando, era imposible no reír con su expresión.
—Sí, cabo.
Ustedes, han demostrado dignidad, y dedicación, por permanecer en la base. Su escuadrón
ha sido el más destacado de todos. ¿Desean tomar el puesto de cadetes?
Como mi hermano esta mudo de la emoción,
me toco responder a mí.
—Si capitán,
estaremos completamente agradecidos por el puesto. Honraremos el puesto con
honor.
—Buenos
cadetes, vayan y avisen a su escuadrón que ya llegaremos.
Salimos de la cabina, y les
anunciamos a nuestros compañeros, de la llegada.
— Bueno, prepárense
por fin llegamos a la batalla, este momento es hora de demostrar lo que hemos
entrenado.
Nos sentamos, y esperamos el
aterrizaje. Al llegar a la base escondida de los andes, nos asignaron un punto
de encuentro con el enemigo. Entretanto nos presentaban a los capitanes de los
escuadrones, y los cadetes al mando; las estrategias y repasamos los planos del
campo de batalla. De allí nos mandaron a nuestra base, donde repasamos las
estrategias y le asignaron a cada uno un puesto en el campo. El capitán nos envió
a comer y a dormir.
En la noche, mi hermano y yo nos
pusimos a repasar la estrategia y los acontecimientos del día...
—Hermano
puedes creerlo, ¿cadetes nosotros? - dijo Ronald viendo a la luna.
—No hermano,
no lo puedo creer. ¿Listo para mañana? - dije
—Si hermano, estoy
listo para matar a esos becerros. - dijo Ronald con un brillo en los
ojos.
— Jajajaja,
nuestro sueño cumplido ¿no? - dije con la misma emoción.
—Sí, que
orgulloso estarían en nuestros padres. - dijo Ronald
—Mejor nos
vamos a dormir, mañana será un gran día. - dije bostezando.
Me levante y lo deje viendo el
cielo. Seguí caminando por el pasillo lentamente, debía de ser muy tarde porque
todo está oscuro y la luna está en su punto más alto, cuando llegue a mi habitación,
me senté en la orilla esperando que llegara mi hermano. Pasaron como 5 minutos
y no llego, me acosté a dormir.
A la mañana siguiente, tomamos un
desayuno rápido y fuimos a alistarnos para entrar en el campo de batalla. Cada
quien con una mochila equipada por si se pierden, y cada quien equipado con una
M4A1, y navajas de repuesto.
Entramos al campo de batalla, y nos
pusimos en nuestras posiciones, esperando la llegada del enemigo.
Al entrar en posiciones, se
escucharon los primeros disparos, las bombas retumbaban en nuestros oídos, cada
uno tomo su punto de ataque y el capitán dio la orden.
— ¡FUEGO! -
dijo el capitán por la radio, anunciado a todo el escuadrón.
Tomamos posiciones, y empezamos a
disparar, los cabos de defensa empezaron a lanzar bombas, donde se destruyeron
4 fuertes enemigos.
Mi hermano que era el atacante, se
adelanto para asegurarse de que la zona era segura para avanzar. Como había que
ir con recelo, fue con uno de mis compañeros,
Antonio que era defensa fue atrás de él, y lo siguió para cubrir la
zona, pero para nuestra suerte, fue atacado por la espalda por un enemigo,
reaccione rápido y murió de inmediato por un soldado raso.
Mi hermano siguió adelante, y cubrió
la zona. Al llegar el escuadrón hay le avisamos al capitán para trajera
refuerzos para seguir adelante. Mientras tanto el escuadrón y yo, estamos
asegurando que no hubiera nadie del enemigo, pero desde lejos se escucharon
disparos desde la distancia, y tomaron posición de ataque, empezamos a estar
alerta de cual movimiento o ruido.
El enemigo se encontraba en una casa
abandonada, ya que la batalla se desarrollaba en un pueblo abandonado, y el
enemigo que lanzo los tiros al aire, se dejo ver por la punta de su escopeta, y
fue atacado rápidamente por mi hermano, al tener mejor puntería.
Revisamos todo el perímetro buscando
enemigos, y encontramos un pequeño pelotón de sobrevivientes del otro bando y
los tomamos como rehenes. Le avisamos al capitán de lo sucedido, y dijo que aguardáramos
en la casa esperando la siguiente orden el mandara.
Pasaron unas horas, y recibimos un
mensaje de ir montando la base y guardia, para esperan al siguiente escuadrón,
para seguir avanzando. Cayó la noche y el capitán llego con nuevos rehenes
encontrados en las orillas de la montaña cerca de la base. Siendo, así faltaban
municiones así que enviamos a dos de los nuevos reclutas por municiones.
A las 24:40 que me toco montar
guardia, lanzaron una bomba a las
fronteras del pueblo, y mandamos a un pequeño pelotón, a revisar la zona. Recibimos
un mensaje alerta, “que el enemigo se acercaba en grandes escuadrones de ataque
y la bomba había detonado muy cerca de la base; era de gran urgencia retíranos
de ahí”.
Avise al capitán, que nos
esconderíamos en la colinas porque venía un gran escuadrón de ataque, ahí
esperaríamos a los demás solados; para contra atacar. Como el capitán no respondía
di la orden al pelotón de ir a las colinas a montar una emboscada.
El enemigo mando un bombardero, y
nos tuvimos que separarnos con la intención de reunirnos en las colinas y de ahí
seguir hasta la montaña. Cuando llegamos a las colinas, me di cuenta que faltaban
los rehenes y tres del segundo pelotón, y supuse que habían muerto en el
bombardeo; era tarde para ir a buscarlos.
Retomamos el camino hacia la montaña
y volvía avisar al capitán de lo
sucedido y que necesitaríamos las municiones, le encargue la tarea a mi hermano
de mandar un mensaje con nuestra ubicación, ya que él y yo éramos los únicos
cadetes del pelotón.
Unos de los cabos del segundo
pelotón, le aviso a mi hermano que las municiones se quedaron a mitad de
camino. Ronald dio la orden de que fueran con tres rehenes vestidos con
nuestros uniformes, para engañarlos y hacerles una emboscada al enemigo.
Cuando los rehenes llegaron al lugar
donde dejaron las municiones, las
buscaron asegurándose que nadie los seguía, cuando llegaron con las municiones
el cabo Oswaldo, atendió a los rehenes y los amordazo.
Después nos pusimos a planear
nuestra estrategia, buscando el mejor punto de ataque y la mejor salida para ir
a las fronteras de los andes. En el transcurso del la mañana, a las 09:00 horas; nos atacaron un escuadrón, donde
el cabo Oswaldo ordeno la retirada, él y el cabo Rafael, se quedaron para que
el escuadrón pudiera escapar con los rehenes quedando en centrarse a mitad de
camino, en unos de los cuarteles escondidos.
Siendo ellos los que se quedaron a
defender el escuadrón, matan a más de 115 soldados enemigos, pero cuando se
retiraban un francotirador enemigo le pego un disparo por la espalda al cabo
Rafael, el cabo Oswaldo pasó un mensaje a la base avisando así, que el cabo Rafael
había muerto. Llego el capitán, con refuerzos y municiones, contra atacando al
enemigo salvado así al cabo Oswaldo.
Siendo acompañado el cabo Oswaldo se
dirigió hacia el cuartel oculto, con un pelotón. Al llegar al cuartel, tomaron
rumbo hacia la frontera de los Andes, en la vía se dieron cuenta que el tercer
pelotón había un traidor, ya que él
estaba pasando las posiciones y estrategias de ataque; el traidor era de
nuestro primer pelotón, era el cabo Octavio, y fue fusilado por el cabo Freddy;
y fue dejado en el olvido del desierto.
Siguieron su rumbo, dejando atrás viejos recuerdos.
Mientras se dirigían a la frontera, llego el capitán con los refuerzos ya que
habían acabado con el escuadrón enemigo que se encontraba en el pueblo
abandonado, triunfando así y llegando al punto de encuentro.
Al llegar la noche, a las 20:10
horas, el capitán viendo la cara de preocupación y tristeza de sus soldados,
decidió dar un discurso para subirles el ánimo y lograr alentarlos
— “Voy a
decirles algo que ya ustedes saben, el mundo no es todo alegría y color. El
mundo es un lugar terrible y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte a
golpes y tenerte sometido permanentemente si tu no se lo impides. Ni ustedes,
ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que
golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas.
Hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se gana. Si ustedes saben lo
que valen vayan y consigan lo que se merecen, pero tendrán que soportar los
golpes. Y no podrán estar diciendo que no están donde querían llegar por culpa
de él, de ella ni de nadie, eso lo hacen los cobardes y ustedes no lo son.
Ustedes son capaces de todo, eso mañana ganaremos. Llevándonos el triunfo a
casa”.
Todos se fueron a dormir animados
por el discurso, excepto el cadete
Ronald, que le tocaba vigilar. Entre la noche, me desperté para hablar con mi
hermano, de lo que pudiera suceder.
— ¿Qué haces tú
parado a esta hora? – dijo que lo vio de reojo
—Nada solo
vine para hablar contigo, no puedo dormir – dije yo sentándome a su lado.
—No te creo,
se que te preocupa otra cosa. A ver cuéntame que tienes- dijo el muy tranquilo,
observando el horizonte.
—Es que no se
que pueda ocurrir mañana y estamos a un paso de llegar a la frontera, y
cualquier cosa nos puede pasar – dije
con un tono mas melancólico.
— Lo que vaya
a pasar, pasara y listo; no tienes porque ponerte así-dijo Ronald con un tono más
serio.
—Lo dices tú
muy fácil, ya que tú no tienes una mujer ni niños por la cual luchar- dije con
un tono más despectivo.
—Sabes muy
bien porque no tengo eso, sabes que mi amada se murió hace tiempo, y no tienes
que reclamarme, porque yo lucho por las mismas razones que tú. – dijo Ronald
con molestia y dado terminado el tema.
—Bueno no
hablemos más, y esperemos hasta mañana, como dices tú lo que pase, pasara. ¿Me
prometes algo? – dije casi suplicando.
— Si claro,
dime hermano. – dijo el mirándome a los ojos.
— Si algo me
pasara, cuida de mis hijos y hazle saber las razones por las cuales paso, y a
mi mujer hazle saber que la amo y la amare, y se el padre que necesitaran mis
niños. – dije yo casi entre lagrimas.
— Si hermano,
te prometo todo eso y más, tranquilo anda dormir mañana necesitaras fuerzas. –
dijo dando finalizada la conversación
Al salir el sol, sonó la diana que
eso significaba que todos debían estar preparados para el ataque. Todos se
alistaron rápidamente, y tomaron posiciones en el campo de batalla. El ataque
comenzaba a las 07:00 horas con el tercer aviso de la diana.
Al sonar el aviso, todos con su escuadrón
empezaron a avanzar y al mismo tiempo atacar, los bombarderos empezaron a decir
posiciones de ataque, y atacar los agrandes escuadrones enemigos. Muchos
sufrieron en el campo, por sus compañeros caídos, pero a medida que avanzaban
se acercaban mas a la victoria.
Los enemigos nos superaban en número,
pero los números no ganan batallas, sino la fortaleza de nuestro pelotón todos
unidos.
Ronald junto a los cabos, Carlos y
Oswaldo, entre otros; custodiaban la zona, y mataban a su paso a los enemigos.
El cabo Carlos creyendo que él era
el mejor, se adelanto; entro al cuartel del enemigo a buscar los mapas y las
estrategias, pero sin darse cuenta estaba rodeado por todos los generales del escuadrón
enemigo; y fue acribillado por todos, disparado hasta la muerte.
Mientras tanto en el pelotón, yo di
la orden de que todos se quedaran cubriendo y permanecerían en sus puestos,
para ir a revisar una tienda, donde se encontraban 5 soldados donde les dispare
a todos, y todos cayeron. Cuando pensé que todos habían muerto, uno de ellos me
disparo por la espalda cuando me dignaba a salir, grite por el dolor que sentí,
ya que la bala me atravesó.
Mi hermano al escuchar el grito,
salió corriendo dejando su posición, donde me encontró en el suelo al borde de
la muerte; y dijo:
—Hermano, quédate
conmigo ¡no me dejes! – dijo en un grito de agonía.
— ¡Promete
que harás lo que dijiste! – dije casi desmayándome de dolor.
— Si hermano
te lo prometo, pero creo que por fin te atravesó una bala, moriste luchando. – dijo Ronald, tratando de contener las
lagrimas.
—Jajaja viste
te lo dije los sueños se cumplen. – dije y cerré los ojos, sintiendo gran
alivio.
Al terminar la guerra, volvimos al
campamento, mi hermano cargando mi cuerpo en una urna improvisada, mi hermano
reviso mi uniforme y encontró una pequeña carta que le escribí, aunque nunca se
lo dije, siempre supe que iba a morir y que él la encontraría; que decía:
“Los años que pase jugando con mi
hermano en el patio, que nosotros contra los enemigos, se cumplieron. Nuestros
sueños de estar en un escuadrón junto, cumpliendo y luchando codo a codo,
fueron cumplidos. Gracias por a ver sido tan paciente. Te quiero hermano”.
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